La fiscalía de Delitos Culposos pidió que Jonathan Maurette (30) fuese juzgado por homicidio simple, con una pena posible que va de 8 a 25 años. Es por haber llevado 11 cuadras, enganchado al piso de su automóvil, a Nahuel Barragán (25) y provocarle la muerte.
El militar de 30 años que en diciembre pasado atropelló y arrastró por once cuadras a un joven debajo de su automóvil hasta causarle la muerte podría enfrentar un debate oral y público que acabe con una pena en su contra de hasta 25 años de prisión.
El fiscal Rodolfo Moure solicitó la semana pasada la elevación a juicio para la causa que tiene como imputado a Jonathan Maurette (30), el militar que provocó uno de los siniestros viales más estremecedores de los últimos tiempos en la ciudad al embestir a Nahuel Barragán (25) y engancharlo a la parte baja del vehículo. Barragán murió por las múltiples lesiones posteriores al impacto, en el arrastre que sufrió en el trayecto de un kilómetro: tenía laceraciones, fracturas y fundamentalmente estallido de cráneo.
Maurette también embistió a Mauricio Gómez, un joven ciclista que se había detenido a socorrer poco antes a Barragán y a un amigo luego de que éstos perdieran la estabilidad de la motocicleta en que viajaban.
La Justicia determinó que Maurette, un militar con destino en el AADA 601 de Camet, conducía esa madrugada lluviosa del 3 de diciembre a alta velocidad y en estado de ebriedad. Pese a todo, siguió camino hasta su vivienda donde detuvo el automóvil y se fue a dormir. Sólo la curiosidad de un vendedor de diarios permitió descubrir el cadáver de Barragán.
El Juez de Garantías deberá resolver en los próximos días si eleva a juicio la causa bajo la figura del dolo eventual o bien la recalifica como homicidio culposo agravado, atendiendo que el propio fiscal Moure incluye en la requisitoria de elevación a juicio el relato alternativo de culpa temeraria y severa alcoholización, seguido por fuga y omisión de socorro.
Espeluznante
Eran cerca de las 4 de la madrugada del 3 de diciembre cuando Barragán perdió el control de su motocicleta en la que viajaba junto a su amigo Diego Parisotti. Iban por Colón y 190 pero los efectos del asfalto mojado y una mala maniobra los hizo derrapar. Y caer.
Esa circunstancia fue observada por el ciclista Mauricio Gómez, quien no dudó en detenerse y ayudar a ambos jóvenes, enfocándose más en Barragán. Parisotti ya se había puesto de pie, pero Barragán seguía en el piso, y sentado refunfuñaba por los raspones sufridos. Fue en ese momento que una turba colorada los arrolló. “Sentí un impacto desde atrás y volé. Desde el piso veo un auto de color rojo y creo que era un 206. Era raro, creía que se lo había llevado en el capot… el cuerpo tendría que haber estado a 30 metros a 50, o creía que se lo había llevado al hospital”, dijo Gómez en su declaración al día siguiente.
El auto rojo era el Peugeot 206 de Maurette que avanzaba a alta velocidad por la avenida Colón. Gómez, que estaba parado, sufrió el impacto del paragolpes y del parabrisas antes de salir despedido. Barragán tuvo, encima de todo, el infortunio de estar sentado en el momento de la embestida, lo que contribuyó para que el cuerpo fuera pasado literalmente por encima por el vehículo. “Vi cómo el cuerpo de Nahuel fue chupado por el auto”, dijo Parisotti.
Es que el Peugeot 206 arrolló a Barragán, que quedó enganchado de sus ropas y extremidades a la estructura del chasis.
La investigación demostró que después del doble impacto y sin poder desconocer lo que había ocurrido (tenía el parabrisas roto) Maurette escapó y arrastró a Barragán por 11 cuadras, hasta detenerse en Remedios de Escalada al 1900. Allí dejó el auto, entró a su casa y se fue a dormir. Cuatro horas después el cuerpo de Barragán fue hallado, sin vida por supuesto, por un canillita.
La muerte y
alcoholemia
Barragán tenía múltiples lesiones por haber sido arrastrado durante 11 cuadras sobre una superficie dura y rugosa con aristas. Los miembros inferiores y superiores, la caja torácica y el abdomen sufrieron heridas vitales, es decir que Barragán no murió en el impacto inicial sino con el arrastre. La naturaleza de las lesiones así lo confirmaron.
También tenía estallido de cráneo y pérdida de masa encefálica.
Maurette fue detenido en su casa y en ese momento se le hizo el reconocimiento médico legal en el que se advirtió que tenía las secuelas de una intoxicación.
El fiscal Moure agregó un apartado para explicar, en la requisitoria de elevación a juicio, por qué el análisis de alcoholemia dio negativo pese que en esa primera inspección clínica no quedaron dudas sobre el estado de embriaguez. Presentaba un inconfundible cuadro de intoxicación aguda: verborragia, vasodilatación facial, enrojecimiento pupilar. Sin embargo, el análisis de alcoholemia dio negativo debido al tiempo transcurrido hasta que se tomó la muestra.
La Justicia de Garantías fallará en los próximos días y todo indica que elevará la causa a juicio, lo que dejará sólo por delante definir el tribunal criminal. Maurette permanece detenido en Batán desde el primer día.